Es bueno recordar. Que un olor te transporte a un día, a un momento, a un lugar, a una persona... Recordar lo tristemente vivido no es tan apacible. No querer volver a una ciudad, o una casa. No querer sentarte en ese banco o sentir miedo de montar en coche.
Pero hoy he vivido el verdadero sentido del recuerdo. He recogido pequeños enseres, una vida atada a un cinturón de turismo para que nada se rompa. He vuelto a ver la estufa bajo su mesa y un enorme cuadro dorado sobre ella. He tocado el baño de zinc donde tantas veces me bañé y reí. Y esos cuadros de punto de cruz hechos en esas tardes frías y lluviosas.He tocado sus toallas de crochet y he olido de nuevo a jabón de la Toja.
He cosido contigo hoy, al coger tu máquina en mis brazos. Y he olido el café que molíamos juntas al tocar tu molinillo.
He perdido tanto en tan poco tiempo, que sólo puedo llenar este vacío con estos recuerdos, acogidos con tanto cariño por personas que me quieren. Hoy han recogido mis pedazos, parte de este puzle al que llamo vida. Mis recuerdos han venido a casa tratados con tanto cariño como se trata, a alguien a quien amas. Y formarán parte de mi hasta que las nuevas generaciones se vean en la tesitura de tener que elegir. Para ellos, esos recuerdos sólo significarán lo que yo les transmita.Ellos fabricarán los suyos propios.
Gracias amiga, por ayudarme a recuperar una pequeña parte de mi.
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